Colombianos En Londres

Es muy berraco estar fuera del país y es muy duro ser colombiano en Colombia, pero es aún más berraco ser colombiano fuera de Colombia.

Thursday, August 09, 2007

Posteando de nuevo: El profesor de Sandoná y Papá Uribe

Hola blogueros. Después de casi un año sin escribir, por fin he podido hacer un espacio en mi trabajo para actualizar este blog. Este último año ha tenido muchas noticias dignas de comentar, y son tantas y tan interesantes que no voy a detallarlas ahora mismo porque sino, tendría que hacer un post imposiblemente largo.

Pero para recomenzar esta maravillosa aventura de contar lo que llevas en alma, y de hacer amigos virtuales en la red, amigos que por cierto llegas a extrañar como si los conocieras en carne y hueso. Voy a tratar un tema que está causando un revuelo impresionante en mi patria del alma, Colombia.

El profesor Moncayo y Papá Uribe

Comenzó su andadura en el lejano y olvidado sur del país, en Sandoná, departamento de Nariño. Su intención de llegar a pie hasta Bogotá para pedir al presidente que le ayudara a liberar a su hijo secuestrado por la narco guerrilla 10 años atrás, le valió el cariño y el respeto de de la gran mayoría de los colombianos de todas las clases. A medida que subía las indómitas montañas andinas de Colombia, se le fueron sumando un sequito de personajes de todo pelambre y condición. Cuando por fin llegó a Bogota, a la emblemática plaza de Bolívar al lado del palacio de gobierno, el país entero lo acompañaba a través de la transmisión televisiva de su hazaña. Toda Colombia sentía su dolor, y las madres y padres con hijos desaparecidos por cualquiera de los mil motivos por los que puedes desaparecer de la faz de la tierra en Colombia, lloraban con él su dolor de padres heridos.

Dos carpas de campaña y un presidente achantado y humildado (¿existe esta palabra?, sino toca inventarla para Papá Uribe a quien le toco salir recibirlo a plena calle y no al revés como se hace normalmente con un presidente) después, la nación entera en Colombia, y muchos de nosotros en el exterior a través de Internet, pudimos asistir al espectáculo de ver como el profesor Moncayo, pasaba en cuestión de segundos, de ser el galán de la eterna telenovela colombiana, a ser el jefe de los bandidos de la violenta película de vaqueros que los narco guerrilleros, los traquetos, los integrantes de las fuerzas armadas, los delincuentes comunes que te pegan un tiro por robarte100 pesos, los políticos ladrones que se roban la plata de los pobres, los periodistas de medio pelo que escriben según el viento que sea mas favorable, los vecinos envidiosos, el de la tienda que nos cobra el doble por un kilo de papa y si puede, nos echa dos que están podridas y si le dices algo te saca machete, etc, etc, han creado para joder este paraíso que nos regalo el todopoderoso, donde perro come perro y la envidia es el pan nuestro de cada día.

Abrió la boca el profesor Moncayo y se acabó el mito y se derrumbó el héroe, y con el, la esperanza de miles de colombianos. Cada nueva frase que salía de su boca era peor que la anterior, cada concepto mas salido de tono que el precedente. Incluso por un segundo me pareció escuchar a Chavez, tal vez fue un fallo en la red y no una pasajera posesión Chavezniaca. El buen profesor desaprovechó una ocasión de oro y la embarró al mejor estilo colombiano. Me acordé de la selección Colombia que llegaba siempre favorita a los torneos y al final nos dejaba a todos con una angustia infinita clavada en el alma. Ese desasosiego de ver como se perdían los activos tan meritoriamente conseguidos. El desasosiego de la ocasión de oro perdida. El eterno colombiano.

Eso sí, el espectáculo se desarrollo en la más pura tradición colombiana, con llegadas tarde de los protagonistas, con mamertos gritando consignas trasnochadas de hace como mil años, al lado de vecinos envidiosos que tiraban la palabra de ofensa a Uribe y después escondían la mano. Mientras el profesor Moncayo hablaba de comunismo y de repartir la tierra achacándole la culpa al presidente de que su hijo siguiera secuestrado, detrás de él se veían capitanes del ejercito y la policía maravillosamente ataviados para la ocasión, conversando con señoronas de la alta sociedad que habían bajado de la finquita después del almuerzo de gallina echo en leña, y que después de ver lo aburridor que resultaba todo esto, se dedicaron a planear las vacaciones del próximo puente festivo a espaldas del profesor quitándole aún más seriedad y peso a lo que estaba diciendo. No se quedaban quietos ni un segundo y no paraban de hablar. Yo creo que hasta se perdieron la parte donde el buen profesor pedía dividir la finca del presidente en terrenitos para los pobres, o se preguntaba porque Uribe no mandaba a sus hijos a echar bala al monte vestidos de soldados de elite con camuflado y todo, o a lo mejor fue después de oír este pensamiento político que no tenía nada que ver con la liberación de los secuestrados, que las señoronas dejaron de pararle bolas y pasaron a los asuntos que de verdad preocupan a los ricos: “Adonde pasamos el puente para ir de compras¿Miami o Paris? That’s the question”. Mientras que al frente de ellos, un padre de familia humilde, se desgañitaba pidiendo al hombre equivocado que liberara a su hijo secuestrado, el cual, no quiere ir ni a Miami ni a Paris, con que lo dejen regresar a Sadoná le basta.

Fue triste. Dialogo de sordos entre Uribe y el profesor Moncayo. Al final nada concreto salió de esta reunión de dos colombianos que han vivido el dolor de que la narcoguerrilla les arranque seres queridos, este punto en común debería de unirlos y no separarlos. Papá Uribe no atiende razones y sigue regañando al que no le pregunte lo que a él le gusta. El profesor Moncayo se salió de madre y pidió de mala manera lo que le corresponde como padre sufrido y Colombiano que paga sus impuestos. No se le puede pedir a la novia que se case con uno diciendole que es fea y que no te gusta la verruga con pelo incluido que tiene en la barbilla. Fue una linda oportunidad perdida;el drama de los secuestrados es de los más horribles de este mundo. Nadie parece tener la solución a lo que se debe hacer en este horror colombiano del secuestro. Y una gran iniciativa como la del profesor, que ha tenido cubrimiento mundial por parte de los medios de comunicación, corre el riesgo de convertirse en un problema más para mi sufrida Colombia, y no en una solución.



Dialogo de sordos en la plaza de Bolivar. Se crean mil expectativas y al final, por culpa de los actores, siempre pierde Colombia