Colombianos En Londres

Es muy berraco estar fuera del país y es muy duro ser colombiano en Colombia, pero es aún más berraco ser colombiano fuera de Colombia.

Wednesday, July 26, 2006

Tenemos odio asegurado para los proximos 50 años

En Israel, estos niños firman con amor las bombas que van a matar a.....


...estos niños, que a su vez quieren que mueran.....


...estos otros niños, que con alegría en la cara ponen una dedicatoria a las bombas que van a destrozar a....




...estos bebés, que a su vez crecerán con odio y tendrán como única meta odiar y matar a....


...estos niños de Israel, que tan alegremente ponen dibujitos y florecitas en las bombas que el ejercito soltará sobre.......




...estos pequeños a los que les han robado la inocencia y al igual que los niños del otro lado también han sido educados en la cultura del odio.



El ser humano se sobrepasa a si mismo una vez más. Por cortesía de los adultos, en el medio oriente tenemos odio asegurado para los proximos 50 años. ¿Por favor, es que no va a parar esto?

PS: Fotos cortesía escolar.net e inohor.net han sido usadas sin su permisión pero de buena fé, se los aseguro.

Saturday, July 22, 2006

Una historia Inglesa

Al final de la calle, afuera de la casa de Sally Bishop, los hermanos gemelos James y Peter Caldwell estaban recostados en el muro del antejardín esperando a que Sally, la novia de James, el mayor de los dos por 10 segundos de diferencia, prendiera la luz de su cuarto en el segundo piso de la casa. Esa sería la señal de que había llegado bien. Esa era también la condición que les había impuesto el padre de la muchacha para dejarlos ir a la fiesta de cumpleaños de la novia de Peter, el menor por 10 segundos. Los muchachos tenían que asegurarse de que Sally entrara a la casa, llegara bien hasta su cuarto y prendiera la luz.

Cuando finalmente Sally prendió la luz, los gemelos de 18 años suspiraron aliviados. Ya se podían ir a casa. Al día siguiente tenían un partido de críquet y estaban dispuestos a dar el todo por el todo para ganar el juego. Mucha gente tenía las esperanzas puestas en los gemelos. James era un fantástico “fast bowler” como bien lo sabían los bateadores de los equipos contrarios y por esa era el orgullo de la familia y del club para el que jugaba. Peter, aunque era más rápido, no era tan hábil como su hermano mayor a la hora de lanzar la bola, pero lo que le faltaba en habilidad lo suplía con tesón y garra. Definitivamente, juntos eran la perfecta combinación y la esperanza del Woodward Cricket Club para obtener el titulo ese año. La prensa local auguraba un gran futuro para los hermanos cuando fueran mayores, se hablaba incluso de que serían los encargados de devolver a Inglaterra el orgullo que tenía tan embolatado a nivel deportivo. Especialmente en el juego del cricket, en el cual no podían nunca derrotar a ninguna de sus antiguas colonias. El domingo sería su gran día y por eso querían pasar el día entero descansando. ”Tal vez podemos jugar un poco de Playstation para relajarnos” dijo James, el mayor por diez segundos. Peter, sonrió ante la idea de derrotar a su hermano de nuevo, al Playstation el era el mejor. Siempre le ganaba.

Un poco antes de que Sally prendiera la luz, en la otra esquina de esa misma calle, tres muchachos iban caminando tranquilamente calle abajo en dirección adonde se encontraban los hermanos. Eran las 2 de la mañana y el clima estaba delicioso. El pronóstico del tiempo decía que ese fin de semana iba a ser uno de los más calurosos del año en Inglaterra. Cualquier transeúnte que hubiera visto a los 3 muchachos los hubiera descrito como 3 jóvenes de no más de 16 años, ingleses, blancos, altos, bien vestidos con ropa deportiva fina y a la moda, definitivamente jóvenes comunes y corrientes que volvían de una noche de parranda. No parecían especialmente bebidos por lo que el transeúnte no los hubiera volteado a mirar dos veces. A no ser que les hubiera visto la mirada. Los tres muchachos andaban buscando a quien matar.

Sally se dirigió a la ventana para decir adiós después de prender la luz. Como siempre, saldría y le coquetearía a James para despedirse, lo miraría con esa mirada apasionada y llena de promesas que a el tanto le gustaba. “Ya hemos sido novios por tres meses Sally, ¿ya es hora no crees?” le había dicho James esa noche en la fiesta. “Tal vez después del partido Jimmy, no seas tan apresurado” le había respondido ella entornando sus inmensos ojos color azul inglés. “Umm! Tal vez después del partido, ¿porque no?” pensó Sally después de prender la luz. Con ese pensamiento morboso en su cabeza y ese sentimiento tibio y agradable en su bajo vientre Sally llegó a la ventana y abrió la cortina para despedirse. Fue entonces cuando vio como se acercaban los tres muchachos blancos, altos y bien vestidos a su novio y su cuñado. No se veía nada raro, los muchachos parecían normales y hasta con buena presencia, como si fueran del barrio acomodado en el que ella vivía, sobretodo el más alto que parecía levantador de pesas. Pero algo en su lenguaje corporal le decía que algo iba mal con ellos. Un escalofrió le bajo por la espina dorsal a Sally y sin saber porque comenzó a hacer señas desesperadas a los hermanos señalándoles y advirtiéndoles del peligro que su sexto sentido intuía.

Tranquilamente, los tres muchachos se acercaron a los gemelos sin que ellos advirtieran su presencia. James veía a Sally hacer unas señas desesperadas y como que señalaba algo. No, esas no eran las señales que el estaba esperando, no, el estaba esperando una confirmación de lo que tanto anhelaba y que sus jóvenes hormonas le pedían a gritos.

“That bitch your girlfriend man?” Dijo el más bajito de los tres muchachos ya encima de ellos.

Los gemelos voltearon a mirar hacía la voz y por una fracción de segundo comprendieron las señas desesperadas de Sally. El menor de los gemelos diría después que todo había pasado demasiado rápido y que el horror era demasiado irreal para recordarlo con claridad. Además, el corrió por su vida como alma que lleva el diablo perseguido por el tercer muchacho, un pelirrojo con pecas y barros en la cara que sacó una diabólica manopla de acero que terminaba en una punta de puñal muy afilado, diseñada para destrozar y matar. El caso es que James no se dio cuenta cuando el más grande de los tres muchachos, el que parecía levantador de pesas le asestó el primer golpe en el oído que lo tiró al suelo y le cubrió la visión con un manto negro, ni tampoco cuando el más bajito le propinó la primera puñalada que se le metió por debajo de la axila, tan solo sintió como un ardor y como que se le iban las fuerzas por la herida. Y allí, acurrucado a cuatro patas con la visión nublada por un manto negro y rojo de sangre, James, el “fast bowler” del Woodward Cricket Club y del que pronosticaban que algún día jugaría para la selección inglesa, tampoco sintió los otros golpes del muchacho que parecía levantador de pesas, ni las otras 14 puñaladas del más bajito.

Arriba, desde su ventana, petrificada y con sus inmensos ojos azul inglés abiertos hasta el límite, Sally Bishop vio como tres jóvenes comunes y corrientes, vestidos con ropa fina y que por la pinta parecían del barrio de clase media en el que ella vivía, destrozaban a su novio con un odio salvaje y violento. Sally incluso asegura que en algún momento los vio sonreír cuando se echaron a correr a través del parque. Lo mismo asegura Peter, el hermano menor y sobreviviente del ataque inhumano. Aunque no se deberíamos llamar inhumano algo de lo que los seres humanos somos bien capaces: matar por que sí, sin motivo, provocación o necesidad.

PS: Hace unos días pudimos ver en la televisión Inglesa como tres muchachos, menores de edad y de familias acomodadas, destrozaban un pobre muchacho que se encontraba parado en una esquina conversando con otro sin hacerle mal a nadie, inocentes y despreocupados, sonriendo y alegres como deben de ser todos los jovenes de este mundo. Fue tan horrible la escena que nos quedamos de piedra y con un sentimiento maluco en el estomago. No hubo provocación ni motivo, tan solo violencia porque sí. Yo sentí que tenía que escribir sobre ese suceso estúpido e incomprensible, diabólico. Esa violencia sin sentido es la base de esta historia.

Sunday, July 16, 2006

Marina y Jaime en París

Los conocí en 1993 cuando vivía en Paris. El era un paisa largo y flaco, con unas manos callosas y duras como el acero, la piel curtida de tanto viento y tanto sol y una sonrisa permanente a flor de labios. Ella era una paisa bonita y blanca con unos cachetes de manzana rosada. Eran humildes y serviciales como la gente buena del campo colombiano, gente berraca para trabajar, gente derecha y de palabra. Trabajaban desde las cuatro de la mañana, 16 horas diarias, casi ni dormían. Habían pedido asilo político, pero el colombiano que les prometió conseguirles las pruebas para su caso, les salió chimbo y no les consiguió nada, les robó 1500 dólares y se voló para España. Cuando les negaron el asilo político, el gobierno Francés ( OFPRA) les dió al mismo tiempo una “invitación” para abandonar el país. Marina y Jaime se pusieron entonces a ahorrar la mayor cantidad de plata posible y consiguieron más limpiezas para trabajar.

En parte para ahorrar y en parte porque la policía los iría a buscar a donde vivían antes, se tuvieron que ir a vivir en una sola pieza con otra pareja de paisas que estaban en las mismas condiciones. La dueña de la casa, doña María, era una tolimense que llevaba toda la vida viviendo en Francia, pero como se ve casi siempre con los colombianos en el extranjero, conservaba los prejuicios y los males colombianos, entre ellos el de tenerle envidia al que le está yendo bien. Marina y Jaime ya no tenían cuenta bancaria en Francia y no confiaban en sus familias en Colombia para girarles sus ahorros, ya que les daba miedo que se los gastaran y que no encontraran ni cinco centavos al volver. Casos se han visto. Por lo tanto, Marina y Jaime guardaban la plata debajo del colchón. Un día, cuando llegaron a trabajar al segundo trabajo que tenían, la limpieza de unas oficinas cerca de la estación de Saint Lazare a las 6 de la mañana se les acabó la suerte.


Todo pasó muy rápido y no se dieron cuenta en que momento los policías los llamaron por sus nombres, les preguntaron y les explicaron algo en Francés de lo que ellos no entendieron sino el “¿cómprenez vous?”, después los esposaron y se los llevaron a “la palomera”, la cárcel donde metían hasta por seis meses a los extranjeros que iban a ser deportados. Aunque ellos solo estuvieron tres días y después los subieron, otra ves esposados, en un avión con rumbo a Bogotá. Marina no paró de llorar durante todo el vuelo. Habían sido vendidos por la dueña de la casa (contado entre risas por ella misma). En ese tiempo, la policía francesa pagaba 500 francos al sapo. Así termina la historia de Marina y Jaime, colombianos berracos y trabajadores que luchaban a brazo partido para tener una vida mejor y que fueron tirados a los leones por Doña María, la colombiana opita dueña del apartamento y que llevaba viviendo en París toda la vida, pero que conservaba la envidia perniciosa al que le está yendo mejor (Martín Emilio "cochise" Rodriguez dijo una vez que en colombia se muere más de envidia que de cancer), ganas de joder al que trabaja duro y todos los otros vicios que han hecho de Colombia lo que hoy en día es: un país en el que es muy berraco vivir, donde te matan por cualquier cosa, hasta por desaburrirse y en el que los peores enemigos de los colombianos son los mismos colombianos.

Sobra decir que doña María también les robó los ahorros guardados debajo del colchón, y con ellos sus sueños.

Saturday, July 08, 2006

"Allí viene el lobo"

“Allí viene el lobo” dijo el pastorcito mentiroso. “Que vienen los inmigrantes” dijo a su vez el politiquito mentiroso. En ambos casos avisaban de un peligro inventado.


“Never again” Dijeron los europeos y la comunidad internacional después de la caída del muro de Berlín. Pero el entusiasmo por no permitir el renacimiento de horrores semejantes se apagó, y como setas después de la lluvia hoy se erigen muros a diestra y siniestra: el ilegal en Israel (prohibido por las Naciones Unidas pero que a pesar de ello se sigue levantando) que separa la parte Palestina de la judía; el de Ceuta y Melilla que separa el norte de África de las ciudades españolas del mismo nombre; y el más recientemente aprobado por el congreso de los Estados Unidos, para separar México de Norteamérica.

Never again” habían dicho antes los países aliados cuando se descubrieron los pavorosos campos de concentración Nazis al final de la segunda Guerra mundial. Y justamente, el nacimiento de las Naciones Unidas estaba orientado a no permitir que seres humanos esclavizaran y torturaran otros seres humanos. Pero la realidad fue otra; al final del siglo 20, después de la desintegración de la antigua Yugoslavia, Europa volvió a vivir los horrores de tener campos de concentración en su suelo dirigidos por carniceros bárbaros. Después han venido otros horrores parecidos en diferentes partes del mundo; pero quizás el más famoso es el indefendible horror de Guantánamo, ese limbo judicial y burla internacional a las Naciones Unidas, pero sobretodo, una burla al estado de derecho en el que se funda la democracia.

Pero el propósito de los nuevos muros y la barbarie que conllevan es, indudablemente, mantener afuera los inmigrantes pobres que venimos a tocar a las puertas del país rico. ¿Pero como se puede justificar ante la opinión publica estos muros infames que tanto se condenaron antes? pues lo hacen los políticos de los países ricos al grito de “Allí viene el lobo”. Deshumanizando y diabolizando a los inmigrantes. En este caso el lobo somos nosotros, los inmigrantes pobres (los ricos son bien recibidos).

Así como a los judíos se les deshumanizó en la segunda guerra mundial a través de propaganda en la prensa, para poder justificar la barbarie de los campos de concentración en la Alemania nazi. Y al deshumanizarlos cualquier cosa estaba permitida. Así mismo hoy en día, los políticos de derechas y su prensa aliada deshumanizan el sufrimiento de los inmigrantes pobres llamandoles terroristas en unos casos, ladrones, criminales en otros y hasta portadores de enfermedades tropicales terribles e inimaginables por estos fueros desarrollados y ricos. Y lo peor es que el mensaje de "Allí viene el lobo contagioso que nos quiere quitar los trabajos" cala en la sociedad receptora de inmigrantes. ¿Y porqué no iba a calar? Si pensamos que la clase media alemana que participó tan activamente en el genocidio de los judíos, era la clase media más educada y culta de Europa, pues que se puede esperar hoy en día de los países receptores de inmigración donde el nivel cultural es mucho más bajo y la gente mantiene idiotizada con los relity shows y husmeando en la vida de los famosos.

Y es que si eres pobre, nadie te quiere, ni siquiera en tu país.

Pero parece que la Elicracia (¿?) no aprende de la historia. ¿Cuando ha detenido un muro por más alto y bien resguardado que esté, a la turba enfurecida y hambrienta? El ejemplo de la revolución francesa no debería de ser olvidado: cuando los pobres tienen hambre no hay muro que los detenga; los muros de la bastilla eran bastante altos, fuertes y bien cuidados.


Si Europa y Estados Unidos siguen usando y abusando de los países del tercer mundo; explotando sus riquezas naturales, mientras alientan y fomentan la pobreza y la inestabilidad política; sin dar nada a cambio y privándolos de sus mejores cerebros, de su capital humano, pues no pueden esperar otra cosa que tener a sus puertas millones de desesperados empujando los muros hasta derribarlos. Si no quieren aprender de la historia, al menos deberían de mirar el presente: en la parte española de Ceuta y Melilla, los inmigrantes que viene de Africa, prefieren dejar sus carnes desgarradas y sangrantes en el alambre de púas o desafiar las balas de los guardias, antes que volver a la pobreza de la que vienen. Al fin de cuentas no tienen nada a lo que volver, nada que perder.

Antes muerto por una bala que volver a la pobreza: definitivamente no hay nadie más peligroso que el que no tiene nada que perder. Y lo peor es que el grito de “Allí viene el lobo” por parte de los políticos y su prensa vocera de tragedias, al igual que sus muros infames no van detener su llegada, al fin y al cabo ellos mismos vienen huyendo del lobo del hambre y la necesidad, que ese sí que muerde duro.